Este proyecto nació en un momento difícil. No fue planeado, ni financiado, ni diseñado en la comodidad. Surgió en la calle, caminando entre tianguis, buscando qué revender para poder comer y seguir adelante.
De esa etapa aprendimos algo que nos define hasta hoy:
El coleccionismo no debería ahogar, endeudar o imponer.
El coleccionismo debería levantar. Conectar. Acompañar.
Por eso, en todo lo que hacemos, nos guiamos por estos principios:
Elegimos con intención.
No traemos todo. Seleccionamos piezas que realmente valen por su diseño, su historia y lo que transmiten.
Buscamos precios justos, siempre.
Si podemos bajar el costo, lo bajamos. Si algo está inflado solo por la moda, no lo promovemos.
Somos coleccionistas antes que vendedores.
Sabemos lo que se siente desear una pieza, cuidarla, presumirla y también soltarla cuando toca.
Respetamos el proceso de cada quien.
No importa si es tu primera figura o la número cien; cada colección cuenta una historia distinta y todas merecen dignidad.
Honestidad absoluta.
Si una pieza no vale la pena, lo decimos. Si algo viene con detalle, lo mostramos.
La confianza no se compra: se construye.
Este no es solo un negocio.
Es una comunidad que crece desde la empatía, la transparencia y el amor por las piezas que nos acompañan en la vida.
Gracias por estar aquí.
Por construir esto con nosotros.
Por demostrar que se puede coleccionar con corazón y criterio.
